viernes, 26 de agosto de 2011

El libro de la selva, Pedro A. Prieto:

(Extraído de Caosmosis)

EL LIBRO DE LA SELVA:

I.ÍNDICE
II.PRÓLOGO:
III.ESTRATEGIA PARA LA SUPERVIVENCIA A CORTO PLAZO:
1.Conjunto de emergencia para desastres. 2.Agua potable. 3.Alimentos. 4.Bolsa de emergencia.
IV.ESTRATEGIAS PARA LA SUPERVIVENCIA A LARGO PLAZO:
1.Introducción. 2.Las urbes. 3.Densidad de población. 4.Recursos hídricos.
5.Animales para carne y de tiro. 5.1.Animales de carne. 5.1.1.Porcino. 5.1.2.Ovino.
5.1.3.Bovino. 5.1.4.Animales de corral. 5.1.5.Animales de guarda y compañía. 5.2.Animales de tiro.
6.Energía. 6.1.Para cocinar. 6.2.Para esterilizar. 6.3.Para calentarse. 6.4.Para el transporte.
7.Agricultura. 7.1.La tripleta mediterránea: cereales, vid y olivo. 7.2.Cultivos forrajeros. 7.3.Cultivos de frutales. 7.4.Huerta. 7.5.Cultivos de fibra vegetal: algodón, lino, cáñamo, esparto.7.6.El abono, en vez de los fertilizantes. 7.7.Las semillas y los bancos de semillas. Los transgénicos. 7.8.Los pesticidas y plaguicidas. 7.9.El regadío. Los sistemas de irrigación.
8.Mundo industrial y mecánico. 8.1.Utillaje y herramientas. 9.Conservación de alimentos. 10. Sanidad.
11. Seguridad y violencia. 11.1.Formas de agrupación y autodefensa.

II. PRÓLOGO
El deterioro de la situación mundial, debido a la presión que la sociedad industrial y capitalista ha venido ejerciendo sobre los recursos naturales y las materias primas; las desigualdades que ha creado entre las naciones; el poder crecientemente destructivo de las armas de que muchas naciones disponen y la sobrepoblación a que ha dado lugar la aplicación intensiva de la energía y la maquinización a ultranza, están conduciendo a un enfrentamiento entre las diferentes sociedades, cuyas consecuencias muchos son incapaces de prever.
El agotamiento de las fuentes de energía fósil y marcadamente el petróleo, el combustible que mayor aportación realiza a la sociedad industrial y que constituye más del 90% del transporte mundial, hacen que este mundo tan entrelazado por el comercio mundial y tan dependiente de él, pueda entrar en colapso, en cuanto esa fuente deje de ser suministrada con la seguridad y continuidad que ahora se considera un hecho incontestable, aunque no lo sea en absoluto.
También pueden sobrevenir desastres de menor calado, que exijan tener previstas medidas de emergencia para la protección de los suyos, tales como un vertido accidental de materiales peligrosos en una autopista cercana, que obliguen a una evacuación inmediata o interrupciones parciales o temporales de los suministros en su entorno inmediato.
Este libreto es un intento por organizar por adelantado los sistemas y las medidas que parece prudente tener tomadas, tanto si el desastre se produce de forma accidental y temporal, como si es un desastre a largo plazo, algo que sucederá irremisiblemente.
El plazo para que esto suceda de forma irreversible y descendiendo a los niveles de vida de la era preindustrial, se localiza entre los años 2020 y 2050, si es que antes, cosa bastante probable, algún cataclismo mundial, en la lucha de los seis mil trescientos millones de personas por los cada vez más escasos recursos, no acelera este proceso.
De cualquier forma, antes de esas fechas ya se empezarán a notar los efectos de los cataclismos sociales, no solo en los países pobres del planeta, que ya los sufren sin que nos demos cuenta, sino incluso en los ricos.
Esto sucede así desde el año 1979, fecha en la cual se alcanzó el cenit del consumo de energía per capita, que ha estado descendiendo desde entonces a un promedio del 0,33% por año, sin que los que vivimos en países prósperos y poderosos hayamos percibido la magnitud de un desastre que ya se lleva cebando en miles de millones de personas desde esas fechas. Este primer hito ha pasado desapercibido, porque los que disponen de los medios para lanzar los avisos y dar las alarmas, no pertenecían, casi en su totalidad, a las clases que han ido perdiendo poder adquisitivo.
El segundo hito, que también ha pasado desapercibido, es el de la llegada del mundo en general, al cenit de la disponibilidad de energía neta. Esto significa que aunque desde ese momento se haya seguido produciendo cada vez o cada año más energía que el anterior, la cantidad de energía en obtener esa energía ha ido siendo mayor, lo que ha dejado para el uso específico cantidades decrecientes de energía.
Las minas cada vez más profundas y pobres de mineral de carbón; los pozos de petróleo y gas, cada vez más pequeños, más profundos y de peor calidad; los pozos submarinos en aguas cada vez más profundas, las perforaciones en zonas polares, la extracción de combustibles de esquistos, pizarras y arenas bituminosas han ido siendo indicios de que lo bueno y lo barato se estaba acabando y que sólo la desesperación por mantener el nivel de consumo y de vida ha podido soslayar, para algunos. Este concepto, el de la energía que se necesita para conseguir tener disponible una cantidad de energía a disposición de la sociedad, se denomina en inglés Energy Return On Energy Invested, o EROEI.
La idea del EROEI es tan clara e importante como difícil saber cuál es, exactamente, el rendimiento neto de una determinada producción energética, sea petrolífera, de gas, solar, o eólica. Richard Heinberg, un profesor californiano autor del libro The Party’s Over, ha analizado las distintas predicciones y estima que la fecha de cenit de la disponibilidad de energía neta ha podido ya tener lugar en algún momento entre 1985 y 1995.
Si ello fuese así de cierto como el más fácil e incontestable cálculo de la fecha del cenit del consumo de energía neta per capita, tendríamos otra razón más para encontrar justificación a la separación cada vez mayor entre países ricos y pobres, entre clases pudientes y desheredadas.
Dado que las energías fósiles en las que se sustenta la sociedad industrial y capitalista empiezan a llegar al cenit de producción máxima, se estima que la economía mundial ya solo puede decrecer, desde este punto y en términos globales. El primero en llegar al cenit será el petróleo, a juzgar por las estimaciones más comunes y públicas, ofrecidas por grandes empresas e instituciones de sector sobre las reservas probadas que quedan, apoyadas en el cociente entre ellas y el consumo o demanda creciente de petróleo. Después irá el gas y finalmente el carbón. Así pues, el deterioro del nivel de vida sustentado en los consumos de energía fósil en todo el planeta, descenderá proporcionalmente. Si en los próximos años la economía de algún país avanzado industrial y militarmente sigue creciendo todavía, es, sin duda, porque se está apoyando para ello en los ya menguantes recursos de otros países más débiles para intentar seguir su camino desarrollista. Y eso no se hará sin luchas y sin saqueos de unos países por otros.
En cada caso, las medidas a tomar serán diferentes, tanto en volumen, como en estrategia y orientación. El libreto trata primero la forma de afrontar los desastres de carácter temporal y a corto plazo, de forma que un simple y cuidadoso acaparamiento, podría resolver el problema. Y además lo enfoca desde el punto de vista de la solución para una unidad familiar.
Luego dedica un capítulo al desastre mayor, que exigirá ya un esfuerzo de otro calado y para el que se ofrecen algunos consejos, que entre otras cosas, obligarán, a aquellos que quieran sobrevivir, a adoptar formas de vida completamente nuevas y que exijan el concurso de grupos sociales mínimos, bien estructurados.
Quedan fuera de este modesto ejercicio las soluciones globales o mundiales que pudieran ofrecer una vía de salvación al conjunto de los pueblos y a la totalidad de la raza humana y de la vida animal y vegetal que la sustenta en todo el esplendor y con toda la biodiversidad que hasta ahora le ha caracterizado. Y queda fuera, más por la ingente tarea y el carácter casi milagroso que el autor estima que se tendría que dar para ello, que por ganas y voluntad de ofrecer esa vía, que indudablemente sería política y exigiría ingentes, rápidos y voluntarios esfuerzos a los países y grupos de personas con mayor capacidad y poder.
Tampoco puede prever este libreto las consecuencias de devastadoras guerras que se puedan desatar por los recursos, aunque algunos consejos pueden ser útiles si se llegan a dar y no terminan siendo tan devastadoras como la alianza entre el progreso tecnológico y la falta de conciencia han permitido a científicos y políticos de estrechas miras, con capacidad para borrar toda vida del planeta, independientemente de los esfuerzos que se hagan por preservarla.
Este “libro de la selva”, es, pues, un humilde intento de ofrecer una guía básica a los individuos que tengan a él acceso, para orientarlos mínimamente, a través de un mundo que se avecina, con una crueldad y una necesidad de luchar por la supervivencia que va a superar, con creces, a las selvas que hasta ahora considerábamos hostiles. De ahí el intencionado título. [...]

2 comentarios:

  1. Hola...hoy en el programa de radio 3 sobre este libro,y me parecio apasioanante a la par de aterrador,y me gustarìa conseguirlo¿como se puede adquirir?muchas gracias( txurro24@gmail.com )

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  2. El texto procede de una página, www.caosmosis.acracia.net clausurada (por motivos que desconozco pero sospecho) recientemente. Allí estaba completo el libro en pdf.
    No se si en la muy recomendable pagina de crisisenergética está disponible.

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