5. Distintos tipos de árboles para las construcciones arborícolas:
a. Los pinos.
Árboles de hoja perenne y a menudo de gran tamaño y buena resistencia ante el viento; destacaremos cuatro especies:
-Pino balsaín o pino silvestre, de gran altura, porte recto y ausencia de ramificaciones de importancia a media altura y copa piramidal poco densa. Posee una corteza anaranjada y resbaladiza, forma apretados bosques de montaña y parece de forma esporádica en las riberas de llanura.
Posibilitará tipos de construcciones de gran verticalidad y por la cercanía de los ejemplares, construcciones de sustentación en varios pies.
En general dada la verticalidad y limpieza del tronco se tenderá a ubicar la construcción a media altura, esta será bien visible por la ausencia de follaje.
-Pino laricio, de porte variable tendente a la verticalidad aunque mas ramificado que el balsaín, de copa piramidal con las ramificaciones en capas horizontales.
Posee un corteza gris, medianamente áspera. Forma bosques dispersos, asentándose a menudo en terrenos áridos y rocosos en inverosímiles localizaciones.
Es un árbol elegantísimo que tiene tendencia a tomar formas pintorescas.
Favorece diversos tipos de construcción, pero preferentemente de tamaño medio, a media altura de tronco, o de mayor tamaño en el ensanchamiento basal.
Sobre este árbol se tiene tendencia a construir cabañas y construcciones de tipo oriental dada su semejanza a los pinos presentes en las pinturas de la China y Japón.
-Pino albar, árbol de porte variable tendente al gran tamaño, forma aparasolada y grandes y gruesas ramificaciones en una copa de buena densidad y opacidad.
El tronco a menudo es grueso y resistente, de corteza rojiza algo áspera aunque resbaladiza.
Forma espesuras de media densidad, en bosques extensos, bosques isla y también aparece como ejemplar aislado.
Especie que se presta favorablemente a las construcciones de copa de gran planta aprovechando los numerosos apoyos de las ramas superiores que suelen arrancar en horizontal. Estas construcciones se camuflan fácilmente en medio del bosque y ocultando el acceso pueden ser difíciles de localizar.
-Pino negral, árbol de medio o gran porte, de hasta 40 metros de altura, presenta mayor variabilidad formal que ninguna otra especie de pino, apareciendo ejemplares piramidales, aparasolados y algunos francamente irregulares.
Las ramas de las partes bajas del tronco son endebles y mueren con el crecimiento del árbol.
El tronco es a menudo recto, pero puede ser retorcido o “culebrero” y esta cubierto por una corteza extremadamente fisurada y áspera, de color rojizo oscuro, negra en tiempo de lluvia.
Se presenta en selvas o bosques extensos, en densidades variables y no suele aparecer aislado.
Con semejante polimorfismo, se adapta a diversas tipologías constructivas, aunque las dos formas básicas que suele adoptar cuando alcanza muy grandes tamaños, verticalizado en bosque denso o aparasolado irregular, lo hacen preferible para construcciones de copa o de altura media de tronco de gran verticalidad.
b. Los árboles de ribera y proximidad al agua.
De crecimiento rápido y hojas caducas, suelen ser árboles que se dejan mecer por el viento al tener largas ramas delgadas y hojas de gran superficie; destacaremos:
-Chopo, árbol muy vertical, de copa columnar, de tronco rugoso y de ramas pegadas al tronco (variable según subespecies).
Aparece en riberas, en segunda línea, o bien aislado en valles y llanuras sin vegetación cuado puede aprovechar humedades subterráneas.
Se presta a construcciones atirantadas apoyadas en varios pies o bien a construcciones de medio tamaño a baja altura, posiblemente circundando el tronco.
-Álamo, de aspecto parecido pero menos columnar, sus características son similares aunque se presta a los sistemas de pasarelas, cuerdas, etc. por el entrecruzado de las ramas de las copas de ejemplares contiguos.
-Fresno, árbol de mediano a gran tamaño, de ramas grandes y resistentes y extraordinaria copa. El tronco es rugoso y áspero (tipo encina), de color grisáceo o rojizo.
Es frecuente en riberas, en segunda línea tras los alisos y sauces, o bien en sotos llanos.
Se presta a construcciones ligeras, aunque depende del porte del ejemplar.
-Aliso, especie de aspecto piramidal irregular, con ramas de tamaño medio y raíces a menudo medio sumergidas, posee un tronco grisáceo y liso.
Dada su ubicación se presta a construcciones, pasarelas y observatorios sobre el agua.
-Sauce, árbol muy ramificado desde la base, de ramas gruesas y corteza rugosa.
Frecuentemente alcanza gran tamaño, hasta 1 m. de diámetro de tronco, pero no es un árbol muy longevo ni excepcionalmente resistente (aunque es de gran flexibilidad).
Destaca en las riberas como ejemplar aislado de gran porte.
Es muy adecuado para sencillas construcciones y cabañas de mediano tamaño, poca altura y sencillo acceso.
c. Encinas, robles, quejigos y alcornoques.
De gran longevidad y resistencia, de hojas perennes o caducas, destacamos:
-Encina, de porte variable, se ramifica bastante cerca del suelo y extiende una copa bastante amplia y aparasolada con ramas en origen muy horizontales.
De corteza rugosa, gris o gris verdosa y potente tronco, aparece aislada, formando dehesas o en espesas selvas.
Se presta a las construcciones de copa similares a las del pino albar pero a menor altura y por lo tanto mas accesibles.
Los ejemplares rastreros o de poca altura (hasta 6 o 7 m) permiten construcciones mixtas de suelo y árbol, muy camufladas por la densidad de un follaje punzante que permite cierta protección.
-Roble y quejigo, árboles de pequeño a gran porte, con un distribución irregular de las ramas por todo el tronco, de madera muy resistente y corteza rugosa.
Forman grandes bosques, bosques isla y también aparecen como ejemplares aislados.
Representan en nuestras latitudes el arquetipo o la silueta “ideal” del árbol de hoja caduca y se prestan preferentemente a las construcciones complejas de mediana altura y sencillo acceso.
-Alcornoque, representa para nuestros intereses una especie transicional entre la encina y el roble.
d. Abetos, abedules y hayas.
Árboles de terreno de montaña o norteños, de buena madera, frecuentemente formando bosques extensos:
-Abeto, de porte piramidal y gran tamaño, tronco extraordinariamente recto con una corteza rugosa oscura.
Forma bosques perennemente cerrados de gran verticalidad.
Sus características son análogas a las del pino balsaín, tal vez aún mas extremadas.
-Haya, grandes árboles de profusa ramificación en horizontal y hoja caduca, de gruesos troncos de corteza lisa y gris.
Forman extensas selvas de suelo limpio.
Posibilitan grandes construcciones de varias plantas o de gran horizontalidad de mediana altura y sencillo acceso.
-Abedul, ejemplares de mediano a gran tamaño y porte bastante vertical con pocas ramificaciones. El tronco es bastante recto con una corteza clara o casi blanca muy resbaladiza.
Forma bosquetes cerrados o aparece aislado.
Sus características para la construcción son similares a las de los árboles de ribera.
e. Castaño, olmo y otros.
Especies de portes diversos con características singulares en algunos casos:
-Castaño, existen ejemplares de muy diversos tamaños y portes.
Troncos en algunos casos gigantescos, con cortezas rugosas.
Aparecen aislados en medio de bosques mixtos o bien formando bosques seminaturales.
Para el caso que nos ocupa, destaca su utilización para la construcción de refugios de oquedad en el tronco. Pueden ser utilizados igualmente para construcciones de media altura y muy gran extensión.
-Olmo, árbol de tamaño grande o muy grande, de excelente madera.
Con un tronco extraordinariamente grueso y a menudo hueco, posee potentes ramas y copas espesas muy apreciadas por su fresca sombra.
Muy extendido antiguamente pero hoy diezmado por la grafiosis, formaba espesuras en los sotos y aparecía frecuentemente como ejemplar aislado.
Posibilitaba grandes construcciones de mediana altura.
f. Entre otras especies destacaremos:
-Sabinas y enebros, árboles de mediano tamaño de maneras aromáticas.
-Avellano, arbolillo de mediano tamaño y profusa cantidad de brotes desde el suelo, apto para plataformas o hamacas colgantes o apoyadas en muchos pies.
6. Las distintas ubicaciones para las construcciones sobre árbol.
-El bosque extenso:
La ubicación ideal para nuestras construcciones será la del bosque en su máxima expresión, un tapiz verde continuo, punteado de claros, riberas y lagunas, que se va desvaneciendo hacia las cumbres y se aclara al llegar a los poblados humanos.
Hoy, esto es la excepción, el bosque que vemos es una versión depauperada del bosque original.
Este bosque contemporáneo es un mosaico fragmentado de bosque en distintos estados, bosque semi-virgen, bosque intervenido, bosque cultivado, bosque arrasado…
La sensación de bosque extenso hoy solo es posible en los fragmentos mas compactos, mas extensos y mejor conservados.
En este medio, la construcción arborícola deberá ser un elemento integrado, un punto en un recorrido.
Entre la inmensidad del bosque la tendencia será ubicar nuestras construcciones en lugares tales como cerros desde donde otear, riberas, bordes de claros, lugares que suele utilizar el hombre para manejarse entre el laberinto verde del bosque.
Sin embargo, tal vez la localización delate una deliberada ocultación.
En este caso se elegirán lugares indiferenciados del resto del bosque (y solo accesibles por leves marcas) o también se elegirán lugares escondidos, ocultos por vegetaciones espesas y otros obstáculos; y se optará así por construcciones encaramadas en lo alto de las copas con accesos camuflados.
En estos casos, el camino hasta nuestra construcción será de capital importancia. El sendero, los puentes sobre el agua, las pasarelas, los hitos, etc. formarán parte integrante de nuestro proyecto y diseño y deberán estar integrados en el.
Para nuestros visitantes, el acceso puede significar el proceso de preparación para la visita a nuestra cabaña, una especie de iniciación.
En el proceso de construcción de la cabaña y durante el uso de la misma, se deberá respetar al máximo el estado original del terreno. En la proximidad de la construcción solo se transitará por la red de senderos ya marcados, evitando en lo posible la destrucción de la cobertura vegetal por el pisoteo y nuestras actividades; pues el respeto por el suelo es una de las máximas de la construcción arborícola.
-El bosque aislado:
Este tipo de bosque nos recuerda a un medio concreto, al oasis y también a la pequeña isla.
Es de suponer que, antiguamente, en determinados lugares las características del medio solo permitían la cobertura arbórea en espacios concretos y localizados y el bosque isla era una figura que siempre habría existido. En la actualidad, la mano del hombre ha acorralado al bosque en muchos lugares instaurando así masivamente esta forma de bosque.
Este bosque es abarcable en la mirada y el entendimiento, es recorrible por su perímetro y se le puede limitar; tiene un interior muy consciente del exterior y puede tener un centro.
La construcción en este ámbito adquiere un carácter distinto a la del bosque extenso y se erige como centro.
Esta construcción es un cobijo y simultáneamente un lugar amenazado y acorralado.
Se puede tener la tentación de proteger el bosque isla mediante cercas, pero esto evidencia aún mas el estado de alerta y de amenaza. Una valla romperá la relación del bosque con el espacio circundante y el vigor del ecotono o espacio borde del bosque. Y estos ecotonos, como es sabido, son los lugares de mayor actividad de los ecosistemas.
Desde la construcción en el bosque isla, los accesos y caminos arrancaran en forma radial hasta el perímetro.
En estos puntos es donde se formaran las verdaderas puertas del bosque. En un estado ideal, desde las puertas se vera a lo lejos, sobre las copas, encaramada a un árbol singular en un altozano, la construcción que domina este bosque.
Sin embargo, podemos encontrar también aquí un tipo de construcción, menor en cuanto a tamaño, con carácter discreto.
El ejemplar aislado:
Respecto a los ejemplares destacados en medio de la llanura, el valle, o la ladera desprovista de vegetación de altura, la característica fundamental será la visibilidad. Visibilidad de la construcción y el árbol y también desde la construcción.
El concepto que nos viene a la mente en este caso es el de la torre o el faro y sin duda el lugar será un observatorio.
El deseo de acercarse será irresistible para los paseantes, los cuales igualmente, se verán tentados a acceder a la construcción ascendiendo por las escaleras y plataformas.
Esta construcción refleja la necesidad del hombre de ceñirse a los hitos y de buscar el cobijo del elemento vertical; que, en la llanura, siempre sirve de lugar de escape física y psicológicamente ante la magnitud indiferenciada del territorio circundante.
Próxima entrega: LOS CONSTRUCTORES ARBORÍCOLAS.
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