La isla de Sentinel, baja y llana, cubierta de bosques iguales e impenetrables; se encuentra en el archipiélago de las Andaman, en el Indico norte, no muy cerca del continente.
Las Andaman, antaño unas islas salvajes, han sido colonizadas
por el gobierno indio durante la segunda mitad del siglo XX con inmigrantes y
nativos de otras zonas del país. Ahora las Andaman bullen de una vida importada
y occidental, mientras los viejos andamaneses escasean y vegetan, adosados a la
civilización.
Que fue de aquellos hombres menudos, enjutos y oscuros, de
piel brillante, de movimientos fluidos, de aquellos arqueros silvestres?
Para poder siquiera soñar con ese tipo de humanidad hay que
mirar ahora a la Isla de Sentinel, unas 7000 hectáreas de bosque en la que se
esconde un número desconocido de indígenas.
La isla se encuentra a pocas horas en barco de la
civilización, sin embargo, esa zona del Indico es azotada por numerosas
tormentas durante gran parte del año. Únicamente entre Septiembre y Enero el
tiempo se torna apacible y es posible plantearse la travesía con alguna
seguridad.
Tras unas horas de navegación, al avistar Sentinel en la lejanía, entenderemos el
porque de su aislamiento. A una decena de millas de la costa, comienzan los
bajíos arenosos y los arrecifes de coral; una intrincada orla de obstáculos que
impide la aproximación.
Únicamente, se conoce una estrecha manga de agua, navegable
en canoa, que lleva a la playa de los avistamientos.
El gobierno indio ha determinado prohibir todo contacto con
los belicosos Sentineleses. Los escasos encuentros han sido siempre violentos y
los indígenas se han mantenido casi siempre ocultos tras la cortina de
vegetación, arrojando sus flechas sin miramientos.
Desde el gobierno, se pretende no
interferir en la vida de los isleños y estudiarlos solamente cuando la
tecnología permita hacerlo sin que ellos sean conscientes.
Esta isla, sin riquezas ni interés estratégico vive de
momento al margen del resto del mundo. Hasta el momento, al resto del mundo
tampoco le parecía necesario depositar su atención sobre este menudo pedazo de
selva. Sin embargo el futuro que prevé el gobierno indio para Sentinel puede
modificar el estado de las cosas.
Imagínense que pudiésemos asistir, mediante la grabación
furtiva, a la transmisión en directo de la vida cotidiana de los indígenas.
El mundo entero poniendo sus ojos sobre los únicos
habitantes de la tierra que viven en otro mundo, aquí y ahora, al margen de
todo esto.
Una puerta terrorífica, a la vez que fascinante, hacia quien
sabe donde.